Salmo 139:23-24
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan.
24 Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda
y guíame por el camino de la vida eterna.
Sí, exactamente, eso que estas pensando en este momento, Dios lo conoce. Es maravilloso saber que Dios conoce cada rincón de nuestros corazones, a tal punto que sabe cuando estamos tristes y cuando estamos alegres. Recuerdo que en una intervención en crisis casi quedo sin palabras cuando una señora ahogada en llanto profundo, de entrada y sin mediar más palabras, me aborda con éstas preguntas... "¿por qué me siento tan sola? Le oro a Dios pero no siento nada. Hay gente que me dice que Dios les habla, y "¿por qué a mi no me dice nada si estoy sufriendo?"
En un instante, rebuscando en mi maletín mental de conocimientos prácticos y teóricos de la consejería, me sentí desprovista. Continúe escuchándola, hasta que Dios me habló a mi corazón... "cuéntale eso mismo, dile como se escucha mi voz, directo al corazón".
La mujer tenía tantas cosas que producían ruido en su vida que le imposibilitaban escuchar cuando Dios le hablaba a su corazón. El Salmo 139:23-24, nos muestra lo omnisciente de Dios. Él no nos conoce simplemente por conocernos, sino más bien para que al saber que no hay nada que podamos esconderle vengamos a Él con corazones sinceros, expuestos, libres de máscaras y tapujos.
En este día medita en lo siguiente: ¿ESTOY PERMITIENDO QUE DIOS ME HABLE AL CORAZÓN?
Recuerda, Dios conoce lo más íntimo de ti, pero necesitas afinar tu oído (corazón) para escucharle. Si todavía no le has conocido, este es tu día para silenciar los afanes y preocupaciones y escuchar su voz llamándote.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario